La antesala del Dakar no decepciona: un rally duro, con mucha navegación y alguna que otra sorpresa.
Marruecos está separado del continente europeo por nuestro querido Mar Mediterráneo y, aunque seamos vecinos, no sabéis lo que cambian las cosas en tan solo 14 KM de Estrecho. La lengua, el transporte, el clima, el paisaje, las costumbres, la cultura, ¡es una pasada! Sin duda, para mí y el equipo que me ha acompañado en este Rally Merzouga 2018, ha sido una experiencia inolvidable y hasta la fecha el rally más duro y bonito en el que hemos participado.
Esta aventura no empezó muy bien, pues salí de mi casa con un buen resfriado que me ha acompañado hasta la última etapa. Suerte que iba acompañado y bien cuidado por mi equipo: Fran Vega, piloto compañero de ruta, Octavio Bertolín, asistente en carrera, Albert Molina, mecánico y Jairo González, prensa.
Llegamos jueves y nos dio tiempo a hacer todos los “papeleos” necesarios para participar en la prueba e, incluso, rodar un poquito por las dunas. Fue en la etapa prólogo, el domingo, donde tuvimos un pequeño percance (el único en toda la carrera), una avería eléctrica que tardamos muy poco en arreglar, aunque nos impidió salir cuando tocaba y nos retrasó en la parrilla… Por si eran pocos los nervios, a ello se sumaba el intenso y agobiante calor de Marruecos.
No sé qué etapa de las cinco fue más irregular, física, intensa y dura: pistas, dunas, “trialeras”, agua…era todo muy intenso y con ello algo me quedó claro: debemos entrenar más para poder correr más tranquilos por arena y por las dunas. La falta de costumbre, es lo que tiene.
La compañía era increíble en el propio bivoauc y el apoyo que estábamos recibiendo a través de las redes sociales, de la gente que estaba por aquí, de nuestra familia y amigos era inmejorable. Esto nos dio muchísima fuerza para mantenernos regulares durante todo el rally y no fallar en la navegación.
En el tercer día nos apareció otra traba en plena etapa: el medidor de glucosa decidió no funcionar y tuve que ir bebiendo agua del “brebaje” y, dependiendo de las sensaciones de mi cuerpo, tomar decisiones. El conocerse a uno mismo y auto- controlarse, es necesario si eres diabético. El azúcar durante los días previos al viaje lo tenía descontrolado: los nervios, el cambio de alimentación y la falta de deporte en los dos días que duró el viaje puso a prueba nuestros útiles de medición (gluQUO y DEXCOM), que pese a esto, funcionaron y nos ayudaron durante toda la carrera. Podríamos decir que la Diabetes, “se ha portado muy bien” durante el Merzouga y los niveles de glucosa se han mantenido estables. Y lo más importante, lo hemos terminado, hemos llevado a la diabetes a participar en uno de los rallyes más duros del mundo: la “antesala” del Dakar 2019. Estamos cada vez más cerca de nuestro sueño….
Generalmente todo ha ido perfecto. De todo el rally solamente me he dejado dos Way Points con una mínima penalización de tan solo 30 minutos-llaman así a los pasos que se mencionan en el Road Book que llevan los pilotos-, no hemos tenido grandes averías y no hemos tenido caídas. Aunque para nosotros la posición no es relevante hemos terminado el 50 y Fran Vega el 52 (os recuerdo que Fran es mi compañero y piloto del equipo). ¡Nada mal!
A pesar de tener la ayuda económica de nuestros sponsors y colaboradores técnicos (que aprovecho, para darles las gracias de nuevo de manera pública, pues sin ellos, esta aventura no hubiera sido posible), aún nos falta mucho dinero para poder participar en el Dakar. Creo que nadie del equipo había sido consciente hasta ahora, pero en el Merzouga Rally nos hemos dado cuenta, de que es muy complicado correr en estas competiciones sin los apoyos suficientes. Hemos tenido problemas con las acreditaciones de prensa, mecánicos e incluso para acceder al propio bivoauc… Y es que, al final, sabemos que “poderoso caballero, es Don Dinero”. Esperemos, pues, recaudar los fondos necesarios para poder participar en el Dakar 2019 con total confianza y seguridad. Ahora, ya tenemos la aprobación de la A.S.O. (organización del Dakar) para participar, pues nos pedían correr –y terminar- un rally Dakar Series, y lo hemos conseguido. Sólo nos falta el dinero para poder llevar a la DT1 a la prueba más dura del mundo del motor.
El Merzouga ha sido un Dakar comprimido en cinco días muy duros de carrera en la que hemos aprendido mucho de cara a la prueba reina, pero ha sido mucho más sencillo gracias a todo el apoyo y toda la fuerza que me habéis dado, desde Marruecos, a pie de pista o a través de nuestras redes sociales. Vosotros sois los verdaderos protagonistas del proyecto #1DTDakar.
¡Estamos cada vez más cerca de nuestro objetivo, próximo reto, Dakar 2019!
¡Gas e insulina, que no falte!